Frases del Papa que “no entendieron” los
higiénicos
Si se analizan
las frases del Papa, no las sacadas de contexto por una oposición manipuladora
y mendaz o por los analistas higiénicos que pretende torcer un riel con una
pluma, sino las que en verdad dijo en su contexto completo, el Papa Francisco
se paseó por la América más profunda para concordar con los esfuerzos de cambio
que los gobiernos progresistas de la región intentan desde hace poco más de
doce años. Su discurso en todos los escenarios, coincidió casi al milímetro con
el pensamiento social de los nuevos líderes de la región, especialmente Rafael
Correa y Evo Morales. Aunque esa verdad monumental y verificable, les arda en
las entrañas.
Por cierto, no
sin desgranar aquí y allá alguna reconvención ante desaciertos que nadie niega
pero que, en el balance, poco significado tienen para unos pueblos que, al fin,
están viendo que sí les es posible a los gobiernos, cuando se sacuden de las
cadenas que los han atado siempre a las decisiones de los centros de poder
económico, gobernar para ellos, el pueblo, para los más que siempre han sido
los de menos. Esta son algunas de esas frases.
No fueron
gratuitas las frases de respuesta al discurso inicial del Presidente Correa, al
inicio de su gira por Ecuador:
“En el presente,
también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan
afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el
diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y
desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos,
poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las
minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía América Latina tiene.
“Para esto, Señor
Presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la
Iglesia, para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con
dignidad”.
Llevar a su
propio molino, como hizo un comentarista reaccionario de la parroquia, que
oculta su odio tras la falsa cortina del “respeto”, en concordancia con una
oposición tan miope como sorda, las frases “fomentando el diálogo y la
participación sin exclusiones” o “servir a este pueblo ecuatoriano que se ha
puesto de pie con dignidad”, sugiriendo con forceps que las frases eran un aval
a las manifestaciones en contra de la última semana, pero ignorando en cambio,
con ignorancia voluntaria y mezquina aquello de: “los logros en progreso y
desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos”, es
hilar tan fino que con solo observar se rompe el tejido y se muestra el cobre.
Otras frases del
papa Francisco en América Latina que merecen atención y una notita aclaratoria
para sordos y ciegos voluntarios, son estas tomadas de sus Discursos, no de las
versiones antojadizas de la prensa InDependiente:
«Siento alegría y
gratitud al ver la calurosa bienvenida, es una muestra más del carácter
acogedor, que tan bien define a las gentes de esta noble Nación. Le agradezco,
Señor Presidente, sus palabras. Le agradezco sus consonancias con mi
pensamiento, me ha citado demasiado. Gracias. A las que correspondo con mis
mejores deseos para el ejercicio de su misión, que pueda lograr lo que quiere
para el bien de su pueblo».
«En el presente,
también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan
afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el
diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y
desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos,
poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las
minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía América Latina tiene.
«Para esto, Señor
Presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la
Iglesia, para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad.
Amigos todos, comienzo con ilusión y esperanza los días que tenemos por
delante».
Pretender
apropiarse de estas frases como si las hubiera concebido para los protagonistas
de una protesta de útlima hora, es por lo menos inmoral.
«Empecemos reconociendo que
necesitamos un cambio. Quiero aclarar, para que no haya malos entendidos, que
hablo de los problemas comunes de todos los latinoamericanos y, en general también de
toda la humanidad. Problemas que tienen una matriz global y que hoy ningún
Estado puede resolver por sí mismo. Hecha esta aclaración, propongo que nos
hagamos estas preguntas:
«¿Reconocemos que las cosas
no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas
familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas
en su dignidad?
«¿Reconocemos que las cosas
no andan bien cuando estallan tantas guerras sin sentido y la violencia
fratricida se adueña hasta de nuestros barrios? ¿Reconocemos que las cosas no
andan bien cuando el suelo, el agua, el aire y todos los seres de la creación
están bajo permanente amenaza?
«Entonces, digámoslo sin
miedo: necesitamos y queremos un cambio».
No reconocer en estas frases
la concordancia evidente con el pensamiento de los gobiernos progresistas de
América, sobre todo los visitados, no sólo es inmoral: es estúpido.
«Cuando el capital
se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la
avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la
sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad
interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en
riesgo esta nuestra casa común».
¿No ha sido acaso,
divisa ideológica de nuestros gobiernos de avanzada el que la Economía debe
estar el servicio del ser humano y no el ser humano al servicio humillante del
dinero y la economía? Negarlo es no tener oídos o tenerlos tupidos por la cera
cristalizada del odio y la inconsciencia.
«Ustedes son
sembradores de cambio. Aquí en Bolivia he escuchado una frase que me gusta
mucho: «proceso de cambio». El cambio concebido no como algo que un día llegará
porque se impuso tal o cual opción política o porque se instauró tal o cual
estructura social. Dolorosamente sabemos que un cambio de estructuras que no
viene acompañado de una sincera conversión de las actitudes y del corazón
termina a la larga o a la corta por burocratizarse, corromperse y sucumbir.
«Por eso me gusta
tanto la imagen del proceso, los procesos, donde la pasión por
sembrar, por regar serenamente lo que otros verán florecer, remplaza la
ansiedad por ocupar todos los espacios de poder disponibles y ver resultados
inmediatos. La opción es por generar proceso y no por ocupar espacios. Cada
uno de nosotros no es más que parte de un todo complejo y diverso interactuando
en el tiempo: pueblos que luchan por una significación, por un destino, por
vivir con dignidad, por «vivir bien». Dignamente, en ese sentido».
Es justamente ese
proceso de cambio en el que están empeñados nuestros gobiernos, el que
pretenden deslegitimar unos porque no les han pedido permiso, otros porque lo
quieren ya, como si 500 años de colonialismo se pudieran revertir en una
década.
«Los pueblos del
mundo quieren ser artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su
marcha hacia la justicia. No quieren tutelajes ni injerencias donde el más
fuerte subordina al más débil. Quieren que su cultura, su idioma, sus procesos
sociales y tradiciones religiosas sean respetados.
«Ningún poder
fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno
ejercicio de su soberanía y, cuando lo hacen, vemos nuevas formas de
colonialismo que afectan seriamente las posibilidades de paz y de justicia
porque «la paz se funda no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino
también en los derechos de los pueblos particularmente el derecho a la
independencia».
Poderes fácticos como
formas de colonialismo, han sido precisamente lo que los nuevos Estados
combaten en beneficio de la paz y la justicia social distributiva en nuestros
pueblos.
«Del mismo modo, la
concentración monopólica de los medios de comunicación social que pretende
imponer pautas alienantes de consumo y cierta uniformidad cultural es otra de
las formas que adopta el nuevo colonialismo. Es el colonialismo ideológico.
Como dicen los Obispos de África, muchas veces se pretende convertir a los
países pobres en «piezas de un mecanismo y de un engranaje gigantesco».
«El peor pecado de los medios es la desinformación, las calumnias,
las difamaciones y, sobre todo, las medias verdades (…), en la actualidad,
hay mucha contaminación en la labor informativa».
¿Pueden los comunicadores de
la prensa mercantilista seudo independiente, negar o controvertir estas
preocupaciones, que son las mismas de nuestros mandatarios en Argentina y
Chile, en Uruguay, Paraguay y Brasil, en Ecuador y Venezuela? Hacerlo o
pretenderlo, no es solamente cinismo sino ceguera oportunista.
Tal vez, o sin tal vez, es
por todo este mensaje papal que los higiénicos e hipócritas manipuladores de lo
evidente, han estado tan solícitamente empeñados en distorsionar un mensaje que
los golpea en el ojo ciego de su abyecta sumisión al poder económico. El poder
que no se atreven a tocar y por eso enfilan todas sus baterías contra el Poder
Político democrático y popular, el más fácil de agredir y posar de
“independientes”, contra el más visible, contra el que en muchos momentos de la
historia de las naciones, está de lado de los oprimidos y los marginados. De
los que no tienen voz, la bien pagada voz de “los pregoneros de la libertad
condicionada y la democracia de papel”…
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