jueves, 19 de noviembre de 2015

Idiotas con título…

No hay duda de que la educación superior es casi imprescindible en los tiempos modernos de super especializaciones en casi todas las profesiones. Digo casi porque no todas las actividades que realiza el ser humano son “Profesiones” en el sentido lato de la palabra. Muchas son Oficios y Vocaciones que no requieren estudios exclusivos y excluyentes sino, al contrario, de una amplia cultura general, experiencia, dedicación, eficiencia, manejo correcto de las herramientas que un oficio o vocación requiere.
No se Estudia para escritor, poeta, pintor, albañil o periodista, que es en esencia un albañil de la palabra que sabe mezclar sus elementos y construir con ellas algo ético, informativo, analítico, estético y confiable. Lo cual no significa que no haya que Estudiar. Al contrario, se requiere estudiar de manera permanente. Porque se necesitan saberes que abarquen la mayor cantidad posible de temas, disciplinas y estudios. Y esa especie de “especialización en generalidades”, no se consigue en ninguna universidad o instituto por muy famoso o caro que sea: Se obtiene con esfuerzo y dedicación diarios, en las aulas de LA VIDA. Y en la biblioteca personal, que no ha de contener precisamente las “obras” de Paulo Coelho o la colección de HOLA…
Pero, sin llegar al extremo del viejo chiste en que el médico general preguntaba al joven especialista otorrinonaringólogo, “y, ¿en cual de las ventanas de la nariz es usted especialista?”, cierto grado de especialización es necesario para algunaas profesiones, aunque, con seguridad, un ingeniero constructor de puentes que no haya leído a Homero, Cervantes, Shakespeare, Gabo (ninguno de ellos “graduado”) y la Biblia, corre el riesgo de construir hermosos puentes para costosos vehiculos, por los cuales no habrá manera de que pase un Ser Humano a pie. Es muy posible que cuanto le sobre en tecnología le falte en humanismo…
Creer que la formación intelectual o científica termina cuando se sale de la universidad con un rimbombate título con letras góticas y firmas prominentes, es confundir, como lo hacía Fernanda del Carpio, “el culo con las témporas”. La formación intelectual humanista va por otros lados, no siempre por veredas universitarias de las cuales se puede salir por la puerta principal “graduado” con un título espurio obtenido por una suma de dinero, por la influencia de Papi o por la suerte del tin marín en un examen de cierto o falso. Y, en todo caso y como dije, esa puerta de salida es, apenas, una de las muchas puertas de entrada al conocimiento que los estudios universitarios, una Muy Buena Universidad, debe, justamente, abrir para quienes en verdad están interesados en aprender, no en colgar un cartón en el vestíbulo de la casa o en la pared de la oficina. El camino del conocimiento, el de la experiencia y el Oficio, se inician JUSTAMENTE en la puerta de salida de un instituto universitario. Cuando los “Estudios Superiores” se toman como Meta de Llegada por el FUTURO PROFESIONAL, es apenas normal que tal “graduado” no pase nunca de ser un mediocre, que jamás llegará a nada en el ejercicio de su profesión.
Hace algunos años el Diario La Reforma, de México, publicó un par de artículos, “Periodismo cultural” y “Testamento educativo” (sitos web al final), del intelectual mexicano, ensayista, poeta y crítico, Gabriel Zaíd, de los que extraigo algunos párrafos pertinentes que comparto con ustedes y cuya introducción reza: “Gabriel Zaíd anota las razones del lamentable estado del periodismo (…), del que la universidad es responsable con su legión de graduados de indómita incultura, y propone una primera práctica que cimente la lenta solución del problema: un ejercicio responsable de verificación de datos, práctica común en otras tradiciones”. (las negritas son mías).

Dice el Ensayista y Poeta:
“Los mejores periódicos tienen reporteros y analistas capaces de relatar y analizar los acontecimientos, situándolos en su contexto político, legal, histórico. Pero algunos periodistas culturales, por ejemplo, no informan sobre lo que dijo el piano maravillosamente (o no): el acontecimiento central de un recital, que hay que saber escuchar, situar en su contexto, analizar. Informan sobre los calcetines del pianista”. En lo cual tenemos por aquí el ejemplo de muy higiénicos y perspicaces “Cronistas de modas”.

Sigue Zaíd: “Cuando se organizó un coctel en la Galería Ponce para presentar el proyecto de la revista Vuelta y buscar patrocinios, llegaron periodistas y fotógrafos; y uno de ellos, que veía atentamente los cuadros, o más bien las firmas, sin encontrar la que buscaba, preguntó por fin: ¿Cuáles son los de Octavio Paz?
Agrega el Ensayista: “Claro que, en 1976, los periodistas no eran todavía graduados universitarios. Ahora lo son. Hay decenas de miles que han estudiado, están estudiando o enseñan comunicación. Hasta se ha pensado en exigir el título para trabajar en la prensa, excluyendo a los que practican el periodismo sin la licenciatura correspondiente. Y el avance se nota. En el centenario de la muerte de Óscar Wilde, un “graduado” de Comunicación le preguntaba a José Emilio Pacheco: ¿Qué es lo que recuerda de su trato con él?”.

Bueno, pues en manos de tales graduados estamos por aquí al parecer. Incluso en las redes sociales, lo más democrático del mundo de la información, en la que el único título que se requiere es el de propiedad o derecho de uso de un teclado y una pantalla. Lo cual, por cierto, le da la razón a Umberto Eco cuando dice que “las redes sociales le han dado voz al tonto del pueblo”. Se le olvidó agregar que, no pocas veces, el tonto del pueblo tiene un flamante título de tercero o cuarto nivel colgado en la sala…
¿Se acuerdan de la jovenzuela petulante, irrespetuosa y fascista que hace algunos meses me “prohibió” escribir para las redes sociales porque “no tengo un título universitario”, estupidez que complementaba con la aseveración ignorante de que “no ha ido a la universidad”, como si una cosa tuviera que ver con la otra o como si entrar a la universidad o salir de ella con un cartón bajo el brazo, inyectara cultura, conocimientos y, por cierto, ética? Pues ha tenido émulos e imitadores con su misma profunda “sabiduría”.
Como lo dejó en claro Marck Twain (Nunca dejé que la Escuela interrumpiera mi educación) y lo ratificó Gabriel Zaíd, a pesar de haber pasado algunos años por tres carreras universitarias inconclusas, de lo que no me arrepiento, tal vez deba confesarle al Idiota con Título y a quien participe de su sesudo criterio, que no he tenido tiempo de graduarme de nada por vivir permanentemente estudiando de todo. Y eso me da derecho más que suficiente para enviarlos a la escuela primaria. Porque habrán pasado por la universidad pero la cultura y la educación, no les han pasado ni siquiera por un lado…
Por cierto, aparte de wikipedia, estos sitios tienen alguna información sobre Zaíd, quien no Es Comunicador Social sino Ingeniero mecánico, cosa que espero no sea desacalificador para el Idiota con Título. Y que, por cierto, me tranquiliza: la Ingeniería Mecánica no siempre conduce a la represión, la tortura y el crimen de Estado… Menos mal… 

Sitios de Gabriel Zaíd. 

http://www.poemas-del-alma.com/gabriel-zaid.htm

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