Releyendo mi texto y los
de mi crítico, y los de tantos lectores que los han comentado, recuerdo una anécdota
wildeana.
Estrenaba Wilde una de sus obras en un
teatro londinense, con clamoroso éxito. Al salir, lo abordó el Marqués de
Queensberry, padre de Lord Douglas, amante de Wilde, a quien por ello odiaba el
Marqués. Y le espet ó ante la gente que salía.
“A mí no me gustó su obra señor Wilde”. Y
este le contestó:
“A mí tampoco, Marqués, pero, ¿qu é podemos hacer usted y yo solos ante esa multitud que aplaudía frenéticamente”?
Por interferencias en la cobertura de
Movistar, los últimos dos meses me han sido irregulares en el servicio Internet.
Francamente, malo. Y peor en las últimas semanas. Por eso no pude esta semana
referirme al texto de don Nelson que antecede a este comentario, cuya lucidez y
generosidad sin duda merecían una respuesta analizada y pensada que no cayera
en lo que Umberto Eco dijo de las redes sociales: que le han dado voz al tonto
del pueblo.
Alude don Nelson a mi presencia
“descuidada y sucia” en un set de televisión, así como a mi participación
insegura y dubitativa en los temas tratados; acusa que un comentario en Mi
Muro, con referencia a la situación argentina y la censura a Telesur, son una exhibición
de odio y mis frases un reguero de veneno. También dice, en otro momento, que
“no tengo derecho a meterme con Quito ni con Cumbayá” (Cumbayork) en razón de
que soy extranjero.
Vamos por partes como Jack el
Destripador.
He
revisado mi texto y recordado mi presencia en algunos programas políticos en la
televisión. Y debo reconocer que no me animo a disfrazarme de lo que no soy
para acudir a un set. Quienes me conocen saben que no soy bueno para la
afectación ni para la elegancia de corbata y traje de 3 piezas, y que así
disfrazado, en lugar de parecer Ejecutivo, que no soy, parecería petimetre
falso y artificioso. No me agrada esa imagen. Soy como soy y como he sido
siempre: sencillo en el vestir tanto como en el decir, creo yo, salvo mejores
opiniones. El remilgo verbal no me sienta, ni la afectación de la ropa elegante,
que a otros les queda perfecta.
En
cuanto al calificativo de “sucia” a mi apariencia, quizá sean los ojos
excesivamente higiénicos y asépticos del señor Maldonado los que ven suciedad
en la sencillez, lo cual ya no es cosa mía sino de sus expectativas y
costumbres de indumentaria, muy pulidas para las mías. Yo me rijo desde mi
niñez por criterios más éticos e intelectuales que por los artificiosos de la
estética burguesa o pequeño burguesa. Uso jeans y calzado cómodo mucho antes de
que Bill Gates y Steve Jobs les dieran categoría burguesa a tan sencillas
prendas. “Remendado mijo, pero limpio”, me encarecía mi abuela. Es que de niño, mis pantalones cortos de entresemana y los largos domingueros, vivían rotos en las rodillas y en el trasero y mi abuela me los remendaba.
En
cuanto al veneno y al odio que según él destilan mis frases y, por lo tanto, mi
pensamiento, he revisado el texto objeto de su agudo análisis semántico, y no
hallo en él ni lo uno ni lo otro. El texto, que pueden leer al comienzo del
Muro, describe la trágica realidad de un país que, luego de algunos años de
Gobierno Democrático y respetuoso de esa Democracia, ha caído en manos de un
individuo sin más mérito que ser hijo de un acaudalado hombre de negocios, a
cuya influencia y poder debe, que no a sus discutibles méritos intelectuales y
políticos, haber accedido a la Presidencia, acaballado por una millonaria
campaña y el auspicio ilimitado de los medios de prensa privados, que
adelantaron una sucia andanada de falsedades contra el régimen derrotado, con
el apoyo incondicional de la Embajada, de la Casa Blanca y de lo peor del
aparato financiero de Wall Street.
Pruebas
al canto: eliminación de más de 45.000 empleos en apenas 3 meses de ejercicio
gubernamental, persecución y cárcel a dirigentes sociales como Milagros Sala,
sumiso acatamiento a la ilegal e inmoral deuda con los fondos buitre, que le costará
a la Argentina adquirir una deuda de más de 12 mil millones de dólares para
“honrar” la deshonrosa deuda, censura a los medios no afines a su política
neoliberal depredadora, como la eliminación de la señal de Telesur, que no es
un Medio Privado que hace negocios con la noticia y con la información, sino un
Medio Público que DEBE ser apoyado por los Estados por la sencilla razón de que
la INFORMACIÓN NO ES UN NEGOCIO SINO UN DERECHO DE LA SOCIEDAD. Como la Salud y
la Educación, por cierto. La noticia como Mercancía es asunto de Empresarios de
Medios Privados, no de verdaderos PERIODISTAS.
Que
esas minucias como el paquetazo –ese sí, paquetazo infame– contra las clases
menos favorecidas, la corrupta componenda con los sectores más adinerados de la
realidad argentina, las argucias informáticas que hicieron posible el triunfo
Macrista de la mano del hacker Andrés Sepúlveda en el espionaje a sus rivales y
del astuto manejo de su campaña por Jaime Durán Barba, que lo vendió como jabón
de olor cuando el aroma es distinto, le parezcan a don Nelson Odio y Veneno, es
lamentable desde el punto de vista humano y social, pero comprensible frente a
sus expectativas burguesas y su adhesión a los postulados del capitalismo
neoliberal depredador.
Pero
tiene algo de razón: odio la miseria que padece más del 50% de la humanidad; me
carga la injusticia social; me envenenan la codicia y la avaricia del aparato
capitalista y sus administradores y propietarios. Que a mi crítico esas
naderías no le conmuevan, es otro asunto y el sabrá cuales son sus razones.
Yo
creo en el equilibrio económico, en la justicia social, en la distribución
equitativa de la riqueza, que no se crea por generación espontánea ni por la
acción de los apellidos ni por los montos de capital acumulado, sino y
principalmente, por el esfuerzo de millones de trabajadores que en su mayoría
sobreviven bajo el límite antiético de la pobreza.
Pero entiendo que a los dueños del Capital, a sus
administradores y altos ejecutivos (antes de la crisis bancaria el COD de
Goldman Sachs ganaba 50 millones de dólares al año, fuera de “Beneficios”, y
hoy día entiendo que los sigue ganando, no por trabajar sino por especular e
inventar Productos Financieros de Papel), y sobre todo a sus admiradores de
Clase Media y aspirantes a tan cómoda situación, tales ingresos les parezcan
justos y correctos. A mí eso me parece Obsceno.
Si para mi crítico eso es odio y veneno y
resentimiento o complejo como dice su tocayo, pues eso es y lo admito sin reservas.
Juzguen los lectores si lo es o es apenas percepción limpia de una realidad
trágica y miserable para un pueblo que merece un mejor futuro que regresar a la
oprobiosa época de las dictaduras militares genocidas, instauradas con el apoyo
de esa misma Derecha que hoy baila al son que les toca Macri, con la Orquesta
del Imperio.
¿O eso también será leyenda nacida del
veneno y del odio?
En cuanto a que no me meta con Quito, llegué
a esta ciudad y la adopté libremente como mía hace 40 años, aquí nacieron dos
de mis hijos, aquí he trabajado, amado, disfrutado, farreado y sufrido y en
ella pago religiosamente los impuestos que me correspondan. Por eso me meto. Y me
seguiré metiendo, alabándola y criticándola, porque aplaudir sus bellezas y
criticar sus lacras, es la mejor y única manera de amarla y respetarla.
Disculpen la filípica pero en realidad me
envenenan la miseria, injusticia, la ceguera de los satisfechos y la xenofobia.
La Patria, decía un viejo maestro, es ese Pedazo de Tierra bajo un Pedazo de
Cielo donde se vive y se muere y se merece vivir y morir. Y Ecuador y Quito son
la mía por adopción libre y voluntaria, no por accidente biológico de
nacimiento. Aunque Colombia lo siga siendo también no sólo por nacimiento sino
por ese “cariño que uno les tiene a los zapatos viejos”, como decía el Tuerto
López…
4 comentarios:
Considero don Omar Ospina que un ser humano sensible, respetuoso, inteligente, ético, que tiene una sola palabra, la del honor y que lucha por ser libre, DEBE rechazar con todas las fuerzas la barbarie de una gestión gubernamental que se arrodilla ante el poder del capital en este sistema depredador en el que nos ha tocado vivir por accidente, no por decisión personal. Si esa gestión es la del presidente Macri en Argentina, entonces, hay que rechazarla, a través de la palabra y los actos humanos que correspondan. Eso es lo fundamental. Hay personas que "critican" determinado uso de palabras, con lo cual se quedan atrapadas en las formas porque no tienen calidad ética ni argumentos para analizar el contenido. De esta manera intentan atrapar y engañar a los ingenuos. Por eso, es necesario estar muy atentos para no caer en la trampa. Es una pena que Nelson Maldonado siga equivocado y debe darse cuenta que él está haciendo el juego al poder y, con ello, está obstaculizando e impidiendo los procesos emergentes en América Latina, encaminadas a recuperar ese poder que nos pertenece a todos, ese poder que se nos arrebató hace tiempo. Entonces, vale que se definan de qué lado están las personas y así evitaremos especulaciones, así como lo ha hecho Omar, y perdón que lo diga, como lo he hecho aunque el costo ha sido muy duro por ese "atrevimiento". Mi saludo fraterno, Pilar Núñez C.
Sentimientos profundos de sensibilidad humana que tanta falta está haciendo. Comparto tu amor por está tierra que hemos adoptado como propia. Mis respetos.
Estimado Omar
Muy acertado tu análisis y sobre todo la altura que imprimes en lo que considero es la defensa de tu pensamiento. Totalmente de acuerdo contigo, pude observar en FB los comentarios a los que te refieres y como quiteño, hijo de madre riobambeña y padre con ascendencia guayaquileña, me molesta que sigamos pensando que el título "quiteño" sea aún un bien de exclusiva pertenencia de quienes se creen con tal derecho, pese a que sus acciones y pensamientos desdibujen sus comentarios, sin tomar en cuenta argumentos como los que expones, gente que sin haber nacido acá respetan, aman y cuidan a nuestra ciudad y su gente, por citar con todo respeto uno de los puntos que tocas.
Un saludo afectuoso.
Como siempre poniendo en su lugar a las basuras de dos patas atrevidas, en su gran mayoría derechosas criminales
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