Comparto con los lectores de este
blog el recuento de la suciedad que hay detrás del párrafo publicado en FACEBOOK,
en el Muro de Sergei Biblos, por Freddy Russo, que a la letra dice:
·
“Freddy Russo Scudieri Omar Ospina G. a más de acusado de plagio (Revista Diners # 392
enero del 2015), por no citar los libros de donde saqueas los datos para tus
artículos, aparentando ser un "sabio-hondo", ahora eres también
mentiroso ? Que tú me "llevaste" a la revista Diners ? "porque
conocía de jazz" ? Tamaña mentira. ! Te estás volviendo un viejo verde,
además ya veo que te están cayendo todos los achaques. (SIC).
Pasando por alto la
extraña referencia generacional de este jovenzuelo de la Tercera Edad, esta es
la vera historia de Procopio; como la viví se las copio, parafraseando una
vieja frase.
La sola mención a un plagio resulta muy diciente de la personalidad de
Russo quien, con increíble irresponsabilidad intelectual pero menos increíble
bajeza, ha tenido ojo para la carta de marras, y no para la respuesta del autor
del artículo difamado, sita en la página del frente de la misma revista donde
se publicó la burda calumnia, con mi anuencia pues me fue consultado el tema
por el Director Editorial (Revista Diners # 392). Ni tanpoco haya tenido la
deencia de leer y confrontar mi artículo con el mediocre mencionado por el calumniador,
un tal Eduardo Moreno [eduardomoreno1492@aol.com],
y publicado en el Diario El País de España por Ana Alfageme en enero de 2012,
no se sabe a cuento de qué pues el centenario del nacimiento de la actriz
motivo de la crónica, Heddy Lamar, sería dos años más tarde, cuando se publicó
mi artículo, y su muerte había ocurrido en enero de 2002. Lo pueden encontrar
en: (http://elpais.com/diario/2012/01/07/revistasabado/1325890803_850215.html)
Eso es mirar con un solo ojo: el de la insidia. Para escribir, consulto mi
biblioteca, suficiente para mis necesidades. Eso ayer; hoy, además, la
biblioteca universal que es wikipedia, con el criterio que me permiten 50 años
de ejercicio periodístico en mis dos países. No abuso de citas textuales porque
no me interesa que mis artículos parezcan Casa de Citas. Estudio, investigo,
analizo, trato de comprender el tema del que me ocupo, tomo notas y desarrollo
con mi criterio y mi estilo, que puede gustar o no pero es el mío, los muchos
temas que me interesan. Si Russo se considera especialista exclusivamente en
Música para no ser sabihondo, es su problema. Yo soy especialista en
generalidades. No soy científico ni sabio ni experto en nada ni pretendo serlo:
sólo periodista investigador.
Russo, excepto en citas textuales o para comentarios ajenos como lo exige
la ética, jamás incluyó fuentes de consulta y la Revista nunca se las exigió
pues confía en la solvencia y honestidad de sus colaboradores. Aparte de que es
una revista de Cultura General, no una Revista científica o académica cuyas
exigencias bibliográficas son distintas, como debería saber el musicólogo.
¿Cómo obtenía sus datos? Pues como yo o como cualquier investigador: de libros,
enciclopedias, revistas y periódicos del mundo, o de sus recuerdos personales
de lecturas y gentes conocidas. No creo que se los haya soplado al oído el
Espíritu Santo, o los haya adquirido por ósmosis, ni que le hayan venido con el
ADN.
En cuanto a su fugaz paso por la revista Diners, números 75, 79, 82, 84 y
88, de agosto de 1988 a septiembre de 1989, diré que Russo jamás fue miembro de
su Consejo Editorial: yo sí. Desde 1981 y hasta hoy, aunque estoy alejado este
año. Y jamás le invitaron a una sesión, como ocurría en esos tiempos con algunos
colaboradores de indiscutible nivel intelectual, de modo que desconoce la
mecánica interna y los temas que allí se tratan. En una de esas sesiones a
fines de los años 80s., vimos la necesidad de que alguien escribiera sobre
música. Yo, que le conocía y sabía de sus aficiones musicales, propuse su
nombre, que fue aceptado no sin algún comentario adverso. El contacto lo hizo
quien tenía que hacerlo, el Coordinador de la Revista en ese momento,
responsable de su Edición. Y quien no tenía por qué explicarle de donde salió su
nombre pues no era de su incumbencia. Y como no reclamo ni cobro “servicios”,
si así puede llamarse, jamás se lo comenté. No era pertinente. Poco después,
Russo salió de la revista por un encuentro tirante con el Gerente, quien se
quejó en el Consejo Editorial de la forma poco elegante en que el escribidor –perdón:
musicólogo– hizo un reclamo atinente a sus honorarios. Consta en Actas. Se decidió
no pedirle más colaboraciones y no tengo por qué descender al chisme de
mencionar quienes se alegraron de ello.
Lo propuse a él y a otros autores y artistas, porque era y es el trabajo de
los miembros del Consejo Editorial: Proponer temas y autores. Russo debería
tener la decencia de no desmentir lo que desconoce cuando lo dice quien si
conoce del asunto. Y menos debería, por igual decencia, difundir la mentira de
que salió de la revista por mi causa, para sorprender a personas mutuamente
cercanas que confiaban en su poco confiable sinceridad. Como no me conoce, no
sabe que no peleo espacios ni en mis relaciones personales ni en los lugares de
trabajo. Por mí, sigan no más y buen provecho…
Lo cual me recuerda y lo traigo a colación pues esta
no es la primera insidia de esta clase y el tema fue tan patético como
ridículo, que hace algunos años un cantautor de reconocida fama municipal y autor de un
par de canciones pedestres, aunque muy aplaudiddas por sus incondicionales y
sus fans femeninas pues hasta guapo y conquistador se considera (y es),
“encontró” plagio en un artículo mío sobre la Base Baltra, publicado en la
Revista Mundo Diners, Nro 246 de novimbre de 2002, seis (sí, 6) años ANTES de
su genial y famosísimo libro sobre el mismo tema, publicado, según consta en la
abundosa Autobiografía de sus múltiples realizaciones intelectuales incluida,
no en alguna enciclopedia del Arte sino en su página web personal, en 2008. (Baltra-Base
Beta, Galápagos en la II Guerra Mundial. La Palabra Editores, 2008).
Lo cual,
sin duda, pertenece a la ciencia ficción: un plagio anterior a la “obra
maestra”… ¿no será por ventura suficiente para graduarme de adivino? Hasta
podría poner un Consultorio Astrológico…
Lo que al parecer ignoran los dos calumniadores, el buscaplagios y el
quejoso extemporáneo, así como el repetidor de calumnias, Russo, es que desde
las primeras palabras en castellano o español, escritas a fines del Siglo IX
por los frailes de San Millán de la Cogolla en las llamadas Glosas
Emilianenses, el idioma incrementa año a año un acerbo de palabras que hoy
pueden superar los 100 mil términos, que SON DE USO COMÚN para más de 500
millones de hispanohablantes. Si a eso se agrega que la combinación de las 27
letras del alfabeto castellano permiten millones de variables, tenemos que
todos somos plagiarios si se mira con mala leche, envidia o complejito no resuelto.
Todos, desde el discurseador de tarima, hasta el tartamudo del pueblo, pasando,
claro, por los buscadores de basura y los repetidores de injurias, que ni
siquiera se atreven a inventar las propias. Y si además agregamos que todos los
temas fundamentales de la existencia humana ya fueron descritos y bellamente expuestos
por los dramaturgos griegos, con mayor razón seríamos todos plagiadores y copietas
si no fuera por un pequeño elemento que se les ha escapado a los tres alegres
calumniadores: El Estilo personal de cada quien. Dice la vieja sentencia que El
estilo es el hombre. De modo que esperaré sentado a que uno de los tres, o los
tres al unísono porque dios los crea y ellos se arrejuntan, encuentren una
frase o un párrafo en las andanzas escudriñadoras de su eficiente trabajo de
minadores, que sea exactamente igual a los utilizados por mí en todos mis
artículos en 50 años de pergeñar crónicas y relatos. No califica el uso de
palabras iguales: son patrimonio común de la comunidad hispanohablante…
En fin, que Russo está muy viejo para tratar de desmentir lo que desconoce,
o para sumarse a las acusaciones injuriosas de un ignorante. No debería
ponerse, a su edad, en ese triste papel de minador en busca de basura. A
nuestra edad, si no se respetan las canas ajenas, al menos se deberían respetar
las propias. Y el cantautor, mejor se dedique a incrementar su vasto repertorio
de dos canciones y no invente plagios anteriores a su Creativo trabajo musiliterapoé…
lo que sea.
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