Los curiosos caminos de la
vida. Este es uno de ellos.
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Jaime Bateman Cayón |
Fui simpatizante
de las guerrillas colombianas. Les encontraba la legitimidad de una lucha
campesina por la tierra, en contra de la clase terrateniente y política de mi
país, legitimidad que no han perdido aunque se hayan desviado hacia formas de
lucha en ocasiones contrarias al interés popular. Pero, curiosamente, profesaba
una cierta simpatía por el M19, a pesar de que la razón coyuntural de su
origen, el fraude electoral que el 19 de abril de 1970 le quitó la Presidencia
a la ANAPO, era menos válida para mí debido a la dirigencia de ese movimiento,
vinculado al ex Dictador Gustavo Rojas Pinilla. Esa vinculación me
parecía, y aún me parece, espuria y poco revolucionaria. Pero era un buen
motivo. Y lo fue para la fundación, por parte de Jaime Bateman Cayón, Álvaro Fayad, Iván Marino Ospina, José
Gregorio Lozano, Luis Otero Cifuentes, Carlos Toledo Plata, Israel
Santamaría, Andrés Almarales, Everth Bustamante
García, e Iván
Jaramillo (datos Wiki), del Movimiento M19, en 1974.
Así
pues, por razones que no me eran explicables, guardaba más simpatía por los
Muchachos del M, como los llamábamos, que por los de las FARC o del ELN o del
EPL, todos ellos munidos de la legitimidad de las razones de su protesta
armada. Razones que no datan de esa época, más o menos reciente, sino que se
remontan al Siglo XIX cuando en 1854 fue Presidente, en remplazo del renunciado
por presión popular José María Obando (sospechoso, entre otras cosas, de haber
conspirado para el asesinato de Sucre), el único Mandatario socialista que ha
tenido Colombia en su historia, José María Melo, de origen indígena pijao por
parte de padre, y nacido en Ibagué, Tolima, tierra igualmente de don Manuel
Marulanda Vélez, Tirofijo, fundador de las FARC. Como en el Cosmos, casi todo
se vincula también por los lados de la ideología…
Melo
fue soldado de la Independencia al mando de Bolívar, y luego de su
consolidación viajó a Europa donde se familiarizó con las teorías socialistas
de Prudhom, Sant Simon, Fourier y Louis Blanc. Ya entonces los teóricos del
Socialismo eran contrarios a los Tratados de Libre Comercio y Navegación que
imponían los EEUU a los países recientemente liberados de la Corona Española,
en colusión con las naciones desarrolladas de Europa.
De
regreso a Colombia, Melo se enrola al Ejército de Cundinamarca y es
designado Comandante. En esas estaba cuando los Artesanos, movilizados en
defensa del pueblo, exigieron al Presidente José María Obando cerrar el
Congreso y proclamarse Dictador. Obando se negó por sus “Principios”
democráticos, y los Artesanos rebeldes le ofrecen la Presidencia a Melo, quien
acepta. Gobernó de abril a diciembre de 1854, cuando fue depuesto por una
coalición de fuerzas de la oligarquía colombiana, armadas y financiadas, ya
desde entonces, por los EEUU y sus aliados europeos.
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José María Melo |
Hecho
prisionero, Melo es liberado mediante el pago de una fianza, y viaja a Costa
Rica donde se vincula a la lucha contra el filibustero gringo William Walker,
quien invadiera a Nicaragua por cuenta de la United Fruit. De ahí parte a
México en donde lucha en defensa del Gobierno de Benito Juárez.
Herido
y apresado en un combate cerca de Guatemala, al igual que el Che en Bolivia (El
General José María Melo, el Ché del siglo XIX), es asesinado por el Cabo Isidro Tordillo, por orden
del General conservador, enemigo de Juárez, Juan A. Ortega, quien ordenó además
incinerar su cadáver para que no quedaran huellas. Los soldados de Ortega no
pudieron cumplir la orden pues los indígenas de Chiapas lo habían sepultado en
un lugar que no revelaron. Hoy existe en Chiapas un monumento en su memoria.
No
son nuevas, pues, las guerrillas populares en Colombia ni se originaron con la
muerte de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, como no es nueva su oligarquía
ambiciosa y sin escrúpulos. Años después de Melo, la bandera revolucionaria fue
retomada por Rafael Uribe Uribe, a quien derrotan las fuerzas oligárquicas
conservadoras en la Guerra de los Mil días, y es asesinado en las gradas del
Capitolio cuando salía de firmar la Amnistía. La recoge su amigo y compañero de
lucha Benjamín Herrera, quien es derrotado con fraude en 1918 por el
conservador Pedro Nel Ospina, y asesinado poco después. A él se debe la revolucionaria
frase que el Partido Liberal colombiano ha traicionado en numerosas ocasiones:
“El Liberalismo debe abrevar en las fuentes del Socialismo”.
No
murieron con Uribe Uribe ni con Herrera las simientes guerrilleras en Colombia.
La hegemonía conservadora, que duró casi 50 años hasta 1934, y fue remplazada
por cinco períodos liberales que son lo mismo pero sin misa de 9 aunque con Te
Deum, motivaron otros levantamientos que también terminaron en asesinatos
oficiales. Dumar Aljure, Eduardo Franco Isaza (inusualmente fallecido en su casa o en su cama no hace muchos años) y Guadalupe Salcedo, iniciaron en
los Llanos Orientales sendos movimientos guerrilleros que llegaron incluso a la
firma de la Paz con la Junta Militar que siguió al gobierno de Rojas
Pinilla, depuesto por
la alta clase dirigente bogotana en 1957. No extrañamente, Guadalupe Salcedo
fue asesinado cuatro años después de la firma de la Paz, por un contingente de
policías que lo identifico en un café de la Capital. Uno más en la ya larga
lista de asesinados por el Régimen, conservador o liberal que eso no importa
cuando se trata de acallar disidentes. Uribe Uribe, Herrera, Gaitán, Galán, Pizarro, Bateman, Qintín Lame, Jaramillo, Antequera, en fin… Sinfin.
Pero
regreso al M19. Fundado, como dije, el 19 de abril de 1974. Allí figura como uno
de sus iniciadores, Iván Marino Ospina, algo curtido ya en luchas guerrilleras
en las FARC y en una incipiente y frustrada guerrilla en Venezuela.
Y
ahora, al cabo de las quinientas como diría mi abuela, me vengo a enterar de
que hemos sido parientes, primos segundos mejor dicho.
La
cosa es así.
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Equipo de Fútbol del Colegio, 1958 |
A
raíz de una foto deportiva del año 1958 cuya existencia desconocía y en la que
me veo a lado de Mariella Patiño, algo cortada en la foto, una de las chicas más bellas de mi pueblo,
que fungía como Madrina del equipo al igual que Gloria Flórez, al otro extremo
de la fila, el viejo amigo que rescató la foto y la subió a Facebook me aclaró
algo de la familia de mi padre, con la que nunca tuve una relación tan estrecha
como con los tíos y primos García, descendencia de mi abuelo materno.
Resulta
que cuando las dos familias, García y Ospina, emigraron de Antioquia, se
establecieron en el Valle del Cauca. A la población de Trujillo llegaron mi
padre Misael y su hermano Graciel. Este ya tenía dos hijos varones, Alcides y
Gildardo, pero a este no lo conocí pues se avecindó en otro pueblo, Roldanillo.
Gildardo y Alices tenían otro primo Ospina en ese último pueblo, que fue el
padre de Iván Marino Ospina, fundador del M19. Hoy tendría dos años
más que yo si no hubiera sido asesinado en Cali por el Ejército, a pocos días
de firmarse la Paz que había negociado el M19 con el Gobierno de Belisario
Betancourt, en un intento, ayer como hoy, de frustrar una paz que no le
gustaba, no le interesaba y no le convenía, como no le gusta ni le interesa ni
le conviene hoy, a un Ejército que vive de la Guerra.
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Iván Marino Ospina |
Algo
debía conocer, que yo no conocía entonces, de este parentesco, un General de la
República, a la sazón Comandante de la Tercera Brigada del Ejército en Cali,
cuando exigió mi salida del país como condición para no enviar al Periódico
donde trabajaba, una Patrulla que me llevara al Recinto Militar para que
Declarara acerca de mi comentario en el Diario El Pueblo, sobre un soborno en
la compra de 17 aviones Mirage franceses para las Honorables FFAA de Colombia. Nunca he contado este episodio, que he considerado irrelevante.
El
tronco familiar Ospina se remonta a la población de Andes, al sur de Medellín, en
Antioquia. Y el apellido, un vocablo con el significado de "Vinagre", que era el apodo de una familia de insoportables malgeniados que vivía por el año mil doscientos y tantos, en la Villa de Orbelos, Navarra, y fue asumido como gentilicio por la primera Ospina de la Historia: Diana María Ospina de Orbelos, hija ilegítima de un aristocrático Hidalgo de apellido Martínez, que no le quiso dar su nombre. Gracias tardías le sean dadas por ello. Me agrada haber heredado el ADN jurídico, o sea el gentilicio registrado, de los Viangretes aquellos, y me enorgullece el parentesco con un revolucionario que vivió y murió
en olor de protesta contra un régimen que sigue siendo injusto, excluyente e
inicuo.
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